

¿Has pensado alguna vez qué tan felices pueden ser los lápices que llevas en tu cartuchera? ¿Puedes imaginarte la fiesta que arman lápices, borradores, sacapuntas y bolígrafos cuando están solos?
¿Crees que se disgustan porque no tienen punta para escribir, pintar o colorear? Te invito a conocer la historia de un lápiz muy inconforme y rebelde, Lápiz R, que se sentía el más solo e inutilizado de todos sus colegas.